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miércoles, 18 de octubre de 2017

Escandalosa carta de Manuel Cuesta Morúa pone en crisis al proyecto Otro 18!!!


Hola queri-dos (as):


Los chicos de Otro 18 están sumidos por estos días en fracasos profesionales que han provocado -además de escandalosas renuncias- actitudes que responsabilizan a Manuel Cuesta Morúa como principal autor de tales hechos.

Hoy no daré rodeos con la noticia. Lo que aparece a continuación, es una carta que me acaban de enviar, y que fue redactada por mi Manu para su ya no tan amiga Marthadela Tamayo, reconocida, al menos por él, como la coordinadora del proyecto COPE (los subrayados son míos, pues considero es lo más interesante)

Besitosss y Pu-blí-ca-te!!

Buen día Martica

Me veo obligado a hacer lo que no me gusta para nada: escribir sobre temas de esta naturaleza por correo. Pero en vista de que me está resultado difícil conversar contigo, no me queda más remedio que hacerlo. El tiempo en todo esto es fundamental. Y probablemente sea mejor así. Intuyo, y solo intuyo, que no estás en disposición de conversar y es importante que el ánimo no obstruya la comprensión de lo que tengo que intercambiar contigo. Algo de la mayor importancia política. Solo espero que una vez recibas y leas esta nota la borres de tu Gmail, tal y como hice con aquel correo que me enviaste en Costa Rica, esperando lo hayas hecho tú también.  A los adversarios no debemos darles comida. 

Tengo la ilusión de que no te aburra una letanía como la que voy a escribir. Admito que todo esto puede resultar bien tedioso y provocar bostezos, pero necesito hagas encarecidamente un esfuerzo desapasionado y racional para leer lo que sigue.

Mis comentarios lo serán sobre tres puntos: dos políticos y uno de toque personal.

Realmente nunca pensé que tendría contigo este tipo de conversación en lo que a política se refiere. Has estado desde hace años en un lugar central que te ha permitido ver, entender, vivir y trabajar, como todos aquellos más comprometidos, la experiencia y el sentido de todos los proyectos en los que hemos estado involucrados. Digamos que, entre todos los que están participando, tú has estado bien cerca de la conversación clave en torno a la dirección y al camino político y estratégico de lo que hacemos. De modo que estoy bastante asombrado de tu posición respecto a Cope.

Viviste algo cerca lo que sucedió con la anterior dirección de Cope. Te divertiste incluso. De modo que sabes muy bien que asumí el penúltimo de los escándalos formados alrededor de mi persona en este tema, y como siempre, con calma. Por mi manera de ser y por una necesidad estrictamente política: devolver Cope a su origen: que no es otro que #Otro18. Allí nació y por eso afronté todo el catálogo conocido y desconocido de improperios para restaurar un origen y sobre todo una estrategia. Y lo logramos. Entre otras cosas porque los escandalosos no se dan cuenta que a más escándalo menos efecto. Todo el Grupo Gestor de #Otro18, y digo todo literalmente, respiró cuando pudo saber y ver que las cosas retornaban a la normalidad.

El primer respiro político fue mío. Yo tuve toda la responsabilidad al proponer erróneamente a una persona para semejante cargos in conocerla lo suficiente, lo que hizo tambalear mi visión de que debemos abrirnos a otras personas para ser congruentes con el carácter inclusivo de #Otro18. Mi única salvación en aquel caso fue que consulté institucionalmente la propuesta antes de decidir y comunicarle a aquella persona que lo designábamos para coordinador de Cope. Nadie en el Grupo Gestor pudo hacerme una crítica institucional, pero sí pudieron reprocharme, y con toda la razón, mi precipitación e insistencia en persuadirles de incluir gente de fuera sin una previa indagación, que no habían vivido la experiencia y no tenían el espíritu de la cosa.

¿Cuál era la solución? Designar a alguien de #Otro18, aunque me criticaran por promover a los mismos, que ofreciera toda la confianza y la tranquilidad de que la cohesión de nuestras propuestas estratégicas estaba fuera de peligro. Moralmente ya no podía proponer a otra persona de fuera. De manera que no perdía yo el “privilegio” de proponer, en mi condición de Portavoz que coordina todo el trabajo de #Otro18, si lo hacía hacia dentro y consultándolo antes de comunicarlo. Cuando dije que les iba a proponer a Madrazo y a ti, primero provisionalmente, y luego ya de modo permanente, todos dieron su consenso sin chistar. Como a Madrazo, te conocen y saben que eres una activista de primera línea en todo el proyecto, que ha asumido todos los riesgos, que dominas el espíritu del proyecto y que dabas todas las garantías de confianza para asumir el asunto. Como en el caso anterior, sí respete la necesidad de previa consulta y consenso con los demás antes de comunicarte “el ascenso” a la posición en la que ahora estás. Porque de todas las críticas que se me pueden hacer, la que más resentiría, si fuera justa, es la de burlar el consenso y la institucionalidad a la hora de tomar decisiones. Si me la paso de un lado a otro cada vez más: de La Lisa a Marianao, del Vedado a la Víbora, del Cerro a Centro Habana y hasta Bauta es porque, a falta de poder reunirnos, trato de obtener el consenso con el resto antes de dar un paso estratégico. Digamos que el Grupo Gestor se reúne de guagua en guagua y de almendrón en almendrón.

Contigo y con Madrazo el consenso al que asintieron todos fue más fácil por la relación personal que hemos tenido, que nos ha permitido estar más cerca y compartir más. Pero para mí no ha habido otra opción que respetar la institucionalidad, lo que agradezco, porque como sabes muy bien hay entre nosotros personas bien críticas y puntillosas que no permiten que se den pasos, sobre todo estratégicos, sin consultarles.  Así de simple y de interesante. Tu puesto, independientemente de la cercanía que hemos tenido y de mi centralidad en el proyecto, se debe por tanto al consenso.  Así entendí que lo asumías, sin necesidad de sentarnos formalmente y decirte: ¡!!Martica, luego de una larga y cansadora ronda de negociaciones muy sencillas, el Grupo Gestor está de acuerdo en mi propuesta de que tú y Madrazo sean los nuevos Coordinadores de Cope, provisionalmente primero, y luego en forma permanente!!!. Eso me parecía tan ridículo,  de hecho me lo sigue pareciendo, que ni siquiera entraría en mis consideraciones.

De manera que, créelo, me siento incómodo recordándote todo esto. Pero tu actitud no me deja otras opciones que la de la incomodidad de la ridiculez tratándose de este asunto. Intentando salir de la ridiculez lo más rápido posible que pueda.

Después de Costa Rica  ―si es desde antes confieso que no lo vi venir, teniendo en ese caso que admitir tu genio―, tengo la impresión de que las cosas van cambiando en este punto particular y políticamente crucial. Una persona designada por consenso, y a propuesta mía, percibo que está actuando sin el consenso de quienes le designaron y sin consultar mínimamente decisiones estratégicas como la de designar a su vez a una persona, de la cual tengo por cierto las mejores impresiones, en el ejecutivo de Cope. Tú estás clara, como lo estoy yo cada vez con más fuerza a pesar de que tengo un mandato, de que no podemos movernos por encima o por fuera de la institucionalidad. ¿Quién va a velar por el respeto a unas reglas, se va a saltar las suyas, de obligado cumplimiento? Piénsalo todo juiciosamente, más allá de tu animosidad hacia mí. Tu sola no puedes decidir la independencia de Cope.

E intuyo ―y vuelvo a utilizar la palabra intuición porque no tengo en mis manos una amplia cadena de hechos acumulados, solo señales y alguna que otra decisión tuya―  que has hecho una interpretación poco exacta de la rica conversación que sostuvimos en Costa Rica con nuestros aliados internacionales. Tu pregunta en la reunión que tuvimos en casa de Madrazo acerca de la subordinación de Cope, que no entendí, fue una alerta. Tu comentario cuando hablamos por teléfono y te pregunté si venías a casa de Madrazo para una reunión de Cope, que él no te comentó, como averiguando sobre una reunión que según tus palabras no habías citado, disparo mis alarmas. ¿Dueña de Cope? Y es esta genuinamente una pregunta. Porque nosotros no funcionamos así. Siempre bastó que alguien en el Grupo Gestor quisiera un contacto o una reunión para que con agilidad nos avisáramos los unos a los otros y la reunión o el encuentro bilateral o trilateral o cuadrilateral se realizara. Sin importar jerarquías. Con plena horizontalidad. Y mientras más personas mejor.

Que en Costa Rica se haya discutido con ideas muy claras e interesantes la necesidad de que Cope haga un trabajo y tenga una imagen de independencia, no debe llevarte a concluir que allí se decidió qué y cómo se iba a poner en práctica el asunto. Sabes perfectamente bien que se decidió que yo iba a redactar un texto, una decisión que tomamos nosotros sin que los amigos la impusieran, para definir claramente los términos de la relación de Cope y #Otro18. Nada más. Punto que refrescamos en la conversación que tuvimos cerca de tu casa, recién regresados de ese país. No obstante, te lanzas en una carrera precipitada sin antecedentes en ti.

Ese texto ya lo redacté, como siempre en forma de borrador ―porque todo comienza como un borrador y termina como un documento y una decisión de todos―,  lo puse a consideración del resto de las personas de lo que llamo Grupo Estratégico, y solo faltan por revisarlo cinco personas, entre ellas Madrazo, Yusmila y tú. Y aunque Yusmila no estará en el Grupo Estratégico, sí es miembro activa del Grupo Gestor, y como siempre estoy obligado a cuidarme las espaldas institucionalmente. Luego de enmendado y aprobado por consenso o mayoría lo haremos llegar a todos nuestros aliados externos e internacionales.

¿Qué se desprende de ese texto en el caso de Cope? Que Cope es independiente en #Otro18, no de #Otro18. ¿Cómo se puede lograr esto? Más adelante expondré unas ideas.

Te comparto al menos cinco de las diez razones políticas que manejamos para apoyar ese concepto. Digo manejamos porque la hemos compartido tanto entre todos nosotros que, este es mi segundo asombro, me llama la atención lo que me parece una indiferencia, algo así como que el no me importa, hacia nuestras prácticas y argumentos compartidos. (Si el aburrimiento ya apareció, es este el momento de descansar y retomar la lectura en otra ocasión. Lo que sigue es más denso y pesado todavía).

Primera razón. Frente a regímenes totalitarios todo es político. De hecho para ellos hay más política allí donde se dice que no la hay, que donde se dice que la hay. Por un motivo: estos regímenes dominan la política porque tiene el control de la sociedad como si fuera un todo. Y los proyectos que plantean trabajar con la sociedad sin discutir el poder político son los más peligrosos en este sentido. Se dedican a captar individuos socavando la arena debajo del castillo. Si estos proyectos se defienden argumentando que su propósito es la neutralidad, la imparcialidad, como en el Caso de Cope, lo que está muy bien, pues peor que peor. La neutralidad en el totalitarismo es exactamente la política, mejor dicho y con más profundidad: lo político.

Lo que más hace peligrar la estabilidad del totalitarismo es que una organización les recuerde que existen reglas a respetar. Como bien está sucediendo ahora mismo. De manera que el discurso de: “nosotros no somos políticos” es el discurso más político que pueda existir en la percepción de los totalitarismos. Frente a eso, los gobiernos totalitarios hacen varias cosas con los que sostienen ese discurso: o los barren por su aislamiento en esa zona intermedia, o los obligan a definirse, poniéndolos entonces en contradicción con su discurso apolítico, o los utilizan, haciéndolos inoperantes. Los ejemplos en Cuba sobran. Y como no quiero mencionar nombres de proyectos, voy a englobarlos a todos en lo que llaman la Zona Gris, donde por supuesto no está ni digo que tú quieres que esté Cope. Sea por un acto de elección de convivir cómodamente en esa Zona  o por un acto involuntario que los arrastra a ella.  La supervivencia de los proyectos apolíticos que son políticos depende de la clara afirmación de su apuesta democrática, ligada al trabajo serio y responsable según sus propios objetivos y su propia naturaleza.

Segunda razón. Se desprende de lo anterior que el intento de democratizar pacíficamente a regímenes totalitarios exige de todos los proyectos dos cosas: una clara afirmación de su vocación democrática y un trabajo claro en este sentido frente a la sociedad para que en la ambigüedad no se pierda el alcance hacia los que se quieren captar, no se alimente frente a ellos la falsa expectativa de que no van a sufrir hostilidad y represión por la simple afirmación de que no son políticos y se pueda producir, por otra parte, un intercambio más eficaz  ―sin que se desnaturalicen la independencia, los objetivos y los propósitos de cada proyecto―, con el resto de los proyectos que también trabajan por la democracia. Frente a los regímenes totalitarios hay que pisar tierra firme.

Tercera razón. Cambiar a los regímenes totalitarios es cambiar las reglas del juego. Y una de tres: o los proyectos que dicen que no son políticos trabajan con las reglas del juego del sistema sin pretender cambiarlas, o trabajan fuera de las reglas del sistema, aunque no hagan nada por transformarlas, o trabajan con las reglas del juego del sistema pretendiendo cambiarlas. Esto último hace Cope, o va a hacer Cope a través, además, de la educación ciudadana en democracia. Y esa acción político-cívica es su fuerza política apolítica.

Cuarta razón, y esta es una de psicología política. Una afirmación de apoliticismo y neutralidad, sin recordar, trabajar y promover todo el tiempo los valores democráticos ―entre ellos todo lo relativo a procesos electorales libres―, atrae más al poder represivo como el azúcar y la miel las hormigas. 

Primero el régimen echa en cara la neutralidad, con eso va aislando a los proyectos, para al final destruirlos de las mil formas que están entrenados para hacerlo. La aparente indefinición del propósito político hace más paranoico al poder y más vulnerable a los proyectos. Es por eso que el ideal democrático en sociedades totalitarias es la unidad, aunque solo sea para defenderse, de todos los que dicen compartir valores democráticos, no importa que pretendan alcanzarlo por diferentes vías. Mucho más si comparten una misma matriz estratégica. Avanzar juntos, aunque por vías distintas, es lo único que garantiza el éxito. Como hemos demostrado hasta ahora, pese a los obstáculos y los ataques. Fragmentar la matriz es debilitarnos. Y nuestros enemigos no son pocos. Tu dirías tuyos, que no míos.

Quinta razón. Los proyectos menos políticos en sociedades totalitarias solo pueden tener éxito de la mano de la gente más política. El argumento es simple: solo los que tienen un entendimiento del juego y el lenguaje político en una sociedad están en capacidad de establecer claramente los límites entre lo político, lo no político y lo político-partidista, y de narrarse a sí mismos con el lenguaje más apropiado. En una mala comparación, es como con el tránsito: los que más saben sus reglas son los choferes. Y en sociedades totalitarias los conocedores del asunto son muy pocos. Con la decisión inconsulta pero inteligente, intuitiva y autodefensiva que tomaste en Cope lo demuestras: optaste por una persona bien, pero bien política, que además es el nuevo coordinador de uno de los grupos políticos con más visibilidad―cuando tu pretensión era mantener las manos de los políticos fuera de Cope―, y que reafirma su pertenencia a #Otro18 y a la Muad. ¿Cómo entenderlo? De esta manera: esta u otra elección estratégica, con más o menos relevancia pública, es inevitable en el caso de Cuba. Y no es bueno que actores consumados como es el caso con todos nosotros, intenten suavizar su máscara. Eso levanta más sospechas que garantías ofrece al propósito que se busca. Lo único que se necesita aquí es hacer bien la tarea.

El asunto es bien complicado. Y lo complican más los amigos de afuera que nunca han vivido ni conocen bien a los regímenes totalitarios cuando intentan ayudarnos de buena onda en nuestras estrategias. Y que bien que no hayan vivido nunca bajo el totalitarismo. Lo malo no se le desea a nadie, menos a los amigos. Pero eso los inhabilita para dar consejos políticos útiles en situaciones bastante complejas, donde el juego es más psicológico que teórico.

Habrían otras cinco razones políticas para apoyar la idea de la independencia de Cope en #Otro18, no de #Otro18, pero no intento seguir aburriéndote, hasta yo ya lo estoy, con clases de política. Que no es mi propósito ponerme de profesor. Solo quiero colocar sobre la mesa que las razones que manejamos no son de capricho o porque yo quiera teledirigir Cope. De hecho sabes que no es así, o de lo contrario habría evitado abrir el juego al anterior Coordinador de Cope que te precedió, a quien no conocía bien, no era mi amigo ni tenía que ver conmigo en sentido general.

Martica, el asunto es fundamentalmente estratégico. La cohesión y el control estratégico de las propuestas que se mueven en nuestro entorno son esenciales. Más en momentos de transición como este donde todo al mismo tiempo se pone más precario y peligroso, y donde la sensibilidad de todos los actores se manifiesta a flor de piel. Momento donde se impone la finura estratégica y la necesidad de evitar errores políticos. Por eso el Grupo Estratégico va a asumir un papel específico en todos nuestros proyectos sin interferir en la independencia de cada uno de ellos, buscando decisiones con mayor consenso y deliberación. Sobre todo en el tema del liderazgo.

¿Cómo mantener la independencia en #Otro18? No es complicado. Te expongo un par de ideas. Solo es importante dejarles claro a todos los actores, los que están más cerca o los que están lejos, arriba o abajo, que Cope no guía su trabajo, ni hará sus informaciones o reportes bajo la tutela de los intereses de los partidos políticos. Que solo se guiará por la ley y la observación estricta y rigurosa sobre todos los competidores en el sistema político. Y hacerlo y defenderlo. El trabajo dentro de #Otro18 es crucial en este sentido porque, como creo haberte explicado bien, el tema de #Otro18 con los candidatos era solo coyuntural: emplear las circunstancias para posicionar, tal y como lo hemos logrado, tanto la agenda como nuestra plataforma. Después de noviembre, mi propuesta es convertir la hasta entonces Plataforma Ciudadana en una Fundación.

Mi tercer asombro contigo es el siguiente: sabes bien, fundamentalmente porque has sido protagonista privilegiada en este tema, que nosotros no nos guiamos por lo que digan nuestros aliados, ni tomamos decisiones sobre nuestros proyectos fuera de Cuba. Esto último es simplemente imposible. Una de las cosas más interesantes en el Grupo Gestor es que todo el mundo salta cuando solo se induce la posibilidad de que algún aliado intente siquiera determinar qué, cómo, dónde, cuándo, quién y por qué hacemos lo que hacemos. No estoy insinuando que nuestros aliados en Costa Rica trataron de decir o de imponer lo que teníamos que hacer. Solo quiero insistir en que, en este sentido, nunca íbamos a determinar lo de Cope en ese país, mucho menos sin el consenso del resto. Nunca. Porque nosotros cinco, los que estuvimos en Costa Rica en esta última ocasión, no somos los dueños ni de #Otro18 ni de Cope. Conoces entre nosotros a personas que son pero que muy celosas con ese asunto. Eso es también estratégico, pero compromete otra tema que a los que se ponen rígidos les gusta llamar principios y respeto de la soberanía, y otras cosas más densas y algo old fashion. Pero estos enfoques han funcionado así entre nosotros y para bien. Digamos que tiene mucho que ver con nuestra sobrevivencia política.

Entre otros argumentos está uno indiscutible: ningún aliado conoce Cuba mejor que los cubanos que nos hemos dispuesto a conocerla. De hecho, si mantenemos todavía relaciones con algunos de ellos, que se pusieron muy intensos, es porque la mayoría del Grupo Gestor no quiso torpedear la importante relación con los aliados, es decir pensaron políticamente, y dejaron que el resto de los que tenemos relaciones más directas manejáramos todo ese asunto. Nunca a costa de aceptar una sugerencia como una decisión. Eso jamás. No veo por qué en el asunto de Cope irías a contradecir un punto que tú misma has defendido tan bien en otras ocasiones, y que de todos modos nuestros aliados en Costa Rica no dieron por hecho.

Fin casi de la letanía. Y este es el punto de toque personal. Por las razones que sean, nuestras relaciones de amistad profunda llegaron a un punto. Ni bueno, ni malo. Solo llegaron a un punto en el que, probablemente sin darnos cuenta, se fueron agotando. Eso pasa, como dice el dicho, hasta en las mejores familias. Lo importante para mí es que fue sin conflictos. Tú a mí no me has hecho nada y yo, creo, nada te he hecho a ti. De modo que no hay agravios ni ofensas entre nosotros. Solo unas tensiones, que espero se vayan aliviando de tu parte, de la mía no hay ninguna, que no deben ser llevadas a lo más importante que nos une e hizo que nos conociéramos: el trabajo.
Como te dije en Costa Rica  ―y yo soy una persona de una sola palabra, que piensa bien lo que va decir antes de decirlo―, seré siempre tu amigo a pesar de ti misma. Por razones que no vienen al caso explicar aquí. Dicho esto creo que, a partir de darnos cuenta de este hecho que llegó así como viniendo de la nada, estamos en las mejores condiciones de reanimar una relación y una comunicación por y para el trabajo con un nuevo punto de partida. Uno de respeto, de sentido de empatía, de consideración mutua y del trabajo conjunto al que estamos obligados. Yo lo veo posible. Y necesario.

Así daríamos un ejemplo excepcional y elegante de dos personas que aunque ya no tienen la misma relación son capaces de sostener una comunicación en la que una responde los sms de la otra, y se hablan por móvil lo necesario y posible para la fluidez de los proyectos. Y también sonríen entre sí. No hay que amarse, solo comportarnos a la altura de nuestros valores: los tuyos están en la biblia, los míos en la tradición de mi familia.

Actuar así es siempre importante. Lo es más ahora porque estás liderando una de las propuestas más fundamentales que impulsamos. Cuando tengas a mano el Protocolo verás ahí el régimen de encuentros que el Grupo Estratégico piensa sostener y la importancia de cohesionarnos cada vez más en un momento crucial para el cambio en Cuba. Nosotros tenemos un papel algo visible en lo que se avecina, y no podemos correr el riesgo de descuidar nuestras espaldas políticas.

A ese nivel podemos llegar ambos si asumimos todo esto con madurez y lealtad institucional. Yo estoy listo. Con la esperanza de que tú también. ¿Te resultaría difícil?

Saludos


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