Hola queri-dos(as):
No voy a hacer preámbulos, porque la información que traigo
hoy no me lo permite.
El caso es queri-dos, que Gisela Sánchez Baños, una de las
chicas de blanco, me había confesado hace algún tiempo que tenía informaciones
interesantísimas sobre la abominable mujer de blanco, pero, no me las había
hecho llegar, hasta hace apenas unos días, cuando recibí un e-mail, a nombre de
Gisela en el que se asegura que Berta Soler estuvo involucrada en la muerte de su
antecesora Laura Pollán.
Si, así como lo leen y con esa misma cara me quedé yo,
cuando leí el correo queri-dos, y el caso es que en el mail, se me asegura que
cuando Laura Pollán murió, se tomaron algunos tejidos de su cuerpo, que fueron
entregados a su esposo Héctor Maceda, para hacer análisis en el exterior y
determinar la verdadera causa de muerte.
El frasco fue colocado en el refrigerador de Neptuno 963, la
casa de Laura Pollán y de ahí fue robado para evitar que se enviara al
extranjero. La información sobre el frasco era manejada por muy pocas personas
como Maceda, Berta y su esposo Ángel Moya.
Según el mail enviado a nombre de Gisela, después de este hecho
no se volvió a hablar del tema nunca más, pues todo parece indicar que las
represalias no se harían esperar.
Las sospechas sobre la abominable mujer de blanco responden
a su ambición por el cargo de Laura, quien había logrado pasar de ser una
corredora de permutas en Centro Habana, a manejar de manera muy rentable la
prisión de su marido y el resto de los hombres encarcelados en Cuba en el 2003.
Laura, quien conoció a Maceda en casa de Niurka Suárez, la
mayor colectora de bolita que ha visto Centro Habana, no tenía pensado
abandonar su estatus quo en la High Society opositora y eso dejaba pocas
posibilidades a Berta Soler, quien además formaba parte de la fracción bruta y
manipulable de las Damas, según asegura el mail.
Queri-dos, esta probablemente sea la mayor bomba del día,
pero les queda a ustedes la última palabra, yo como siempre, aterrado ante la
realidad de la High Society opositora, solo tengo una cosa más por decir:
pu-blí-ca-te.
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